Michel Pérez Pollo
Libro 50, 2024
Michel Pérez Pollo Libro 50, 2024
La obra Un Otoño I ha sido realizada por Michel Pérez Pollo en los talleres Benveniste de Madrid. Está estampada a sangre sobre un fino papel japonés de tipo Okawara. Haciendo un guiño al aniversario que se celebra, en esta ocasión se ha optado por ofrecer una obra original que rompe el formato habitual de los 49 libros anteriores del Club, y en vez de las acostumbradas tres obras de 32 x 38 cm, se ofrece una sola pieza de 64 x 114 cm que será doblada (o enrollada, según el gusto individual de cada socio), como si de un genkö yöshi antiguo o un manuscrito medieval se tratase.
Esta obra forma parte de la serie Un Otoño, presentada recientemente por el artista en la galería Timothy Taylor como parte de su primera exposición personal en Londres, titulada Two Poets. El imaginario de Michel siempre ha estado centrado en captar la esencia de realidades naturales caóticas y trascendentes. La búsqueda de lo extraordinario en lo vulgar, lo accidental, lo despreciable; y la deconstrucción de los rituales estéticos y narrativos usadas por la cultura occidental para monumentalizar aspectos de su historia, son algunas de las líneas fundamentales de su pintura en particular, y de su universo plástico general.
En esta serie se ha enfocado en captar uno de los procesos naturales más complejos que existe: lo que los clásicos griegos denominaban metanoia. En el ámbito de la retórica este concepto está vinculado a un cambio de dirección o de sentido vital. Es un sinónimo de transformación y metamorfosis.
Michel ha seleccionado la figura de un árbol y se ha enfocado en la estación del otoño como metáfora. No es la primera vez que este motivo aparece en su obra. La presencia vegetal siempre ha estado, en primer o segundo plano, como un elemento de su trabajo. Pero en esta ocasión
irrumpe con gran potencia y como único foco de atención. ¿Qué ha motivado este cambio? Michel proviene de una Isla del Caribe en la que solo existe una estación. Y el tiempo parece estirarse eternamente, sin que nada cambie a su alrededor. Ello se convierte en eco de las complejidades sociopolíticas que definen las realidades de dicho lugar. En contraste, la naturaleza de España le ha mostrado una temporalidad en constante transformación, con cuatro estaciones, con cuatro repertorios formales, con cuatro estados vitales. Un Otoño es una discusión sobre la relevancia vital del cambio.
Es esta la primera vez que el artista trabaja la técnica del grabado y, por sugerencia de Dan Benveniste, combinó dos de las matrices fundamentales en la producción de obra gráfica: el cobre y la madera. Esta decisión ha sido un gran acierto ya que las sensaciones que hallaremos en ese fondo de tintes metafísicos son mucho más complejas y ricas a nivel gráfico.
Si bien la pintura de Michel siempre ha estado en diálogo directo con la escultura, en esta ocasión ha logrado traspasar conceptualmente las especificidades de su lenguaje y crear un objeto que es, con total exactitud, una escultura en sí misma. Este árbol otoñal, eco de una verdad profunda y mística, no solo es una extraordinaria obra de arte: también nos invita a reflexionar sobre las transformaciones ya vividas y a anticipar las venideras.
